una carta.

Hace un tiempo que ya no te escribo, estamos encerrados en casa y no dejo de pensar en que si no te hubieras ido; igual ahora, en estos días, te hubieras con lágrimas despedido.

Las cosas van como tienen que ir, sigo sin entender a las personas o lo que llaman límites, dicen que mi comunicación ha mejorado, pero tengo mis dudas.

Te encantaría conocer a París, es una Huskey; chineada y destructora, tiene un ojo medio celeste, medio café, es de color champagne, lleva 8 años con nosotros, lo mismo que tienes de haber partido, sé que de seguro la amarías.

No voy a mentirte a pesar del tiempo, te extraño, como un recuerdo que quizás haya adaptado a mi necesidad.

Se me estruja el alma y por un instante el corazón deja de palpitar, mucha gente con hambre, la economía mundial por el suelo cae y en medio de miles de muertos; muchos siguen pensando en el dinero, en su dinero.

Adolff se siente feliz con su números y cuando dicen algo que él en algún momento había publicado, se ríe de aquellos que lo llamaron imbécil. Armando, trata de llevar la fiesta en paz; pero son estos momentos en donde los tres nos deslizamos en una terribles sensibilidad.

Y ¿Cómo no?si mientras miles lloran la muerte de algún familiar, o de un amigo, los cuerpos como en guerra; en iglesias son apilados y en camiones militares; que hacen largas filas, transportados .

Algunos han dicho adiós sin saber si volverán vivos o en ceniza, otros ni siquiera esa oportunidad tendrán, sus restos irán a fosas comunes, o bien sus cuerpos serán recogidos cuando hieden.

Viejos y jóvenes la batalla se los lleva por igual, ricos y pobres; no hace distinción de ninguna clase social.

Sabes, no se oyen cañones, ni se ven luces en el cielo explotar, pero como épocas de guerra mundial  las calles guardan su silencio y su soledad.

Todos algo algo hemos perdido, Adolff cree que desde el país donde estás puedes ayudarnos hablando con el manda más , tal vez te escuche y tenga piedad.

Pdata; Extraño eternamente ese abrazo