sábado, junio 10

TU

Le he pedido a la luna que cuide tus sueños y que en medio de ellos te diga cuanto te quiero.
A esa luna...
que durante tantas noches me ha visto llorar, y del puente me ha impedido saltar,
hoy le pido que le de gracias al señor por darme otra oportunidad.
Te vi en tierra, pero fue en el mar en quien pude confiar,
el olor del suelo mojado por la lluvia me hizo soñar...
pero fue la arena humedecida de sal la que convirtió mi sueño en realidad.
Hoy es tu sonrisa la que me hace vivir, es tu recuerdo el que mueve mi corazón, es ver tu nombre escrito todos los días en el cielo lo que hace que mi alma se sienta en paz.
Eres la luz que me guía y me devuelve la esperanza de poder encontrar ese nuevo día que hace mucho me canse de buscar.
Eres el único que con una mirada, con una palabra vuelve mi ansiedad en un momento de tranquilidad.

domingo, junio 4

Un día más

En el abismo de la perdición; aunque miles de ojos la observen, el alma sola se encuentra. El corazón llora de tristeza y nadie escucha su lamento aunque miles de oídos parezcan atentos.

Sientes toneladas de arena que te caen encima tratando de asfixiarte, tu mente se nubla y con un grito desesperado pides ayuda. Tus hombros no soportan el peso de la carga, tratas de salir pero entre más luchas más te consumes en la irregularidad del pensamiento y cierras los ojos deseando morir.

Entre mas personas te rodean más pesa el no poder librarte de esas grandes cadenas que amarran al sueño y lo convierten en un infierno. Subes las escaleras del dolor pero entre más alto llegas mayor es tú aflicción, al entrar en ese oscuro cuarto; por donde el sol nunca pasará, de ti empiezan a brotar pequeños hilos de desesperación.

Un día más que se va, al igual que tus ganas de avanzar, con tu cabeza en la almohada piensas en todas las noches que pasaran antes de alcanzar tu libertad.

una esperanza marchita

En el más oscuro rincón de la habitación siento como un par de dagas atraviesan mi corazón, la frustración me acecha y me atrapa en un inmenso dolor que mata como la más letal enfermedad.

Me muero poco a poco... quizás lo único que me mantiene es el latido de un corazón que vive por instinto. De mí no queda más que el polvo y la sombra de lo que fui o pude ser. Morir o vivir que diferencia hay sí aunque caminando estoy hace mucho caí.

La pequeña llama que guardaba una esperanza se ha extinto, se apagó en el aceite de la tristeza, en el agua de la amargura, se apagó en el llanto de un ser que ya no tiene porqué vivir.

Hoy solo me queda esperar aquella muerte que deseo con ansias, hoy el alma se ha partido en mil pedazos, el rostro se ha quebrado y la esperanza se ha ido.

Hoy quisiera morir y hasta en eso he fallado, no tengo el valor de terminar con todo el sufrimiento, le tengo miedo al infierno cuando he vivido en él tanto tiempo.

Siguen ahí

Sin importar donde me esconda, sin importar hacia donde cabalgue, sin importar adonde pase la noche... ellos siempre están ahí, acechándome, vigilándome; atentos para atraparme y desgarrar la tela que protege mi vida.
Cruzo puentes, subo montañas, caigo en un sueño rendida y sin embargo siguen ahí.
Cabalgo noche y día a velocidad inimaginables y sin embargo siguen ahí cabalgando detrás de mí; persiguiéndome.
Cuando logro alejarme y encuentro un lugar donde ocultarme puedo sentir sus sombras que me atemorizan.
Escucho el chasquido de sus negros corceles avisando que vienen los caballeros negros, defensores del mas cruel reino... su oscuridad es como la noche, como el miedo y la soledad, como la angustia que desprende el saber que siguen ahí, sin dejarme vivir ni permitirme morir.

Hoy entiendo...

Con ansias he esperado cada minuto de este momento, donde nuestra alma y nuestro cuerpo se hacen uno, donde las partes se unen en paz; olvidando las guerras libradas tiempos atrás.

He soñado con el amanecer del sol y el canto del ruiseñor, he esperado noches despierta la llegada de aquel señor. Hoy ese día esta cerca sin embargo mi piel, mi corazón y mi mente se encuentran en un estado indiferente.

Hoy entiendo que antes de vivir debo aceptar que estoy viva, que el mundo que me rodea; sin importar que tan malo sea; es el mio y luchar por mejorarlo es lo único que me queda.

Hoy entiendo que la culpa no es del vientre que me cargo no es del látigo que me lastimo; la culpa no es de nadie... ni del viento, ni del sol.

Debo aprender a cortar las amarras que me unen a seres que vivieron y no me dejan vivir. Hoy entiendo que el resto del camino es mio, y debo recorrerlo sola, logrando llegar al final del puente, logrando llegar a la muerte y así, al fin vivir.