Apenas y recuerdo tu rostro,
he olvidado el sonido de tu voz,
más sigues en mi pensamiento
como en mi corazón.
No hay día que no agradezca
por tu presencia,
pero ya no valen las promesas hechas.
Te fuiste con el viento
allá donde no hay dolor,
me dejaste en esta tierra
donde encuentro desolación.
Nadie es imprescindible,
dice mi abuela,
como se ve que no te conoció.
28-10-2019
A Marcela Scott Porras
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