domingo, febrero 2

cautivo

Grita desesperado que le suelte,
que le quite los grilletes,
que lo deje actuar,
que juntos le daremos una lección
que nunca olvidará.
Me ofrece llevarlo al campo y arrodillarlo,
 desnudarlo, poco a poco esquilarlo.
Hacerlo suyo; hasta que caiga inconsciente,
agarrar con las manos su sexo
y lentamente aplastarlo entre sus dedos.
Escuchar sus gemidos de dolor,
las risas del bosque
al ver mancillar su honor,
está vez no sentirá ninguna satisfacción.
Enterrarlo en la arena,
con la cabeza a nivel del mar ç
y que el agua se encargue
día a día de hacerlo despertar,
hasta que el cuerpo no aguante más.

31-1-2020


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