Es la mano derecha, firme y certera, la que acaricia a la izquierda, la doma y la va haciendo inerte al dolor.
Una raya que marca el camino, que juega con lo prohibido, que se burla a carcajadas del destino.
Un abrecartas que vuelve a recorrer la senda, con más poder, con más fuerza, que corta por la mitad el sello de tregua.
Empieza a emanar cascadas de ese rojo vivo escarlata, que grita el tormento del hogar, y oculta el suplicio del alma, que mancha la casa.
31-01-2020
CICLOS RÁPIDOS DE CAMBIO EMOCIONAL EN UN TLP
Hace 13 años.
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