domingo, febrero 2

el/ella

Él, su rostro, su voz, espadas afiladas, cambian mi apetito y mi emoción, me atraviesan, me envenenan; causan una tormenta en mi interior y agrandan mi fuerza para con el exterior.

Ella, sus ojos, su mirada penetrante, se convierte en el escudo que impide mi explosión, las manos tiemblan y empiezan a brotar hilos de desesperación.

31-1-2020

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