martes, mayo 9

Mi vuelo

Miró el reloj, mientras cuento cada segundo de mi agonía.
Cierro los ojos y corro en medio de una sinfonía
Corro tan rápido como puedo, escabulliéndome de aquellos fantasmas, que cobardemente por la espalda me atacan.
Corro en medio de los árboles y me escondo de los animales, con lágrimas sigo adelante; más, ya no hay aire.
Las luces de la ciudad me han encandilado, y el ruido de los carros; se confunden con las voces que me están matando.
Cansada de correr y sin aliento en el puente
me detengo. Tomado un último respiro miro hacia adelante... No hay nada... abro mis brazos y en señal de vuelo me lanzo.
Entre el cielo y el piso quedan segundos, segundos en los que he sentido todo el dolor atravesar mi pecho al instante en que dos rostros me recuerdan el porque de lo hecho.
Ahí yace mi cuerpo, desfigurado, en el hermoso césped empieza a correr la sangre.
COBARDE, Cobarde, cobarde... gritó mi madre, mientras llora con el cielo y se pregunta el ¿por qué? de mi vuelo.
Mi alma llora y se disuelve en el lamento; ocasionado por el desconcierto.
Alrededor de ese despojo de persona, de ese cadáver miles de preguntas empiezan a salir, repuestas, muchas.
Mi alma siente sus lágrimas, sus caricias en mi rostro y al apretar mi cuerpo en contra del de ellos solo puede decir ¿YA PARA QUÉ?, si desde hace mucho aún despierta estaba muerta.

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